Los extrañas convocatorias y nulidades en el proceso de contratación de transporte de gas
Ver documentos aquí
La historia narrada en el post anterior no se basa solo en las conversaciones grabadas en los audios ilegales. En las últimas semanas reunimos suficiente evidencia documental de que la gerencia general de Petroperú actuó de forma sospechosa en sus intentos por contratar el transporte de gas licuado por el litoral nacional.
El primer concurso con este fin se convocó el 25 de octubre del 2007 (CMA-0015-2007-OFP/Petroperú). De acuerdo a las bases, la petrolera requería fletar por dos años dos buques, los cuales se licitaban en ítems diferentes. De esta forma, las empresas interesadas que contaban con un solo barco podían presentarse sin problemas. Los montos referenciales no incluían el costo del petróleo, pues el combustible lo entregaba la compañía nacional, como es usual en estos casos.
Un mes después, extrañamente, la Gerencia General cancela el proceso argumentando que “para la determinación del costo total del servicio, se debería incorporar el costo del combustible en el Monto Estimado Referencial”. Una exigencia, que curiosamente habían planteado los representantes del consorcio Chartchil-Sease-Marking.
Varios meses después, en marzo del 2008, Petroperú vuelve a convocar la licitación (CMA-004-2008-OFP/Petroperú) para contratar el servicio antes mencionado. Misteriosamente, el 28 de marzo, la Gerencia General declara nulo el concurso (DIST-001-2008-PP).
Las idas y vueltas continúan. El primero de abril, la petrolera vuelve a llamar a las empresas navieras para que participen, pero a los días, una vez más la gerencia general deja sin efecto su anuncio mediante la resolución DIST-001-2008-PP.
Hasta ese momento, se presentaron a todos estas convocatorias tres compañías: Transgas Shipping Lines, Naviera Panamericana y el mencionado consorcio. De las tres solo Transgas cumplió con los requerimientos y fue la única precalificada. Además, esta firma por entonces era la encargada del transporte de gas.
A pesar de ello, Petroperú decidió, no se sabe bajo que razones, la contratación directa de Chartchil-Sease-Marking mediante un proceso de selección directo. El 14 de mayo el Departamento de Logística de Petroperú recibió esta orden a través del DIST-ABAS-054-2008 conjuntamente con el informe técnico DIST-ABAS-017-2008. El pretexto era que al no haberse podido efectuar la contratación de forma debida, tenía que buscarse un proveedor por los siguientes cuatro meses. Lo extraño es que cuando estas situaciones ocurren, las instituciones prolongan los acuerdos con sus proveedores. Por tanto, Petroperú debería haber alargado el contrato a Transgas, pero inexplicablemente decidieron contratar a otra compañía. Supuestamente porque Chartchil-Sease-Marking contaba con naves más modernas, lo que significaba un ahorro de combustible.
Dadas las instrucciones los encargados del departamento de logística decidieron buscar la oferta más conveniente y le pidieron al consorcio y a Transgas cotizaciones y de esta forma obligaron a que Chartchil-Sease-Marking mejorara sustancialmente su primera oferta. De acuerdo a los documentos a los que se tuvo acceso Petroperú ahorró 48 mil dólares.
Sin embargo, este hecho también ocasionó que Transgas protestara y enviara sendos escritos a todas las dependencias de Petroperú. Entre ellas, claro está, a la gerencia general. Dicha naviera mostró pruebas contundentes de que el consorcio “amigo” de los ex ministros apristas había presentado cifras falsas sobre la velocidad y capacidad de sus buques y que no reunía los requisitos contemplados en las bases. Aún así, Petroperú le dio la buena pro a Chartchil-Sease-Marking el 5 de junio.
El pataleo de Transgas trajo consecuencias. Varios empleados fueron despedidos. Entre ellos, Alejandro López Aldana y Manuel Hurtado. El primero de los mencionados, dirigió una extensa carta al César Gutiérrez, entonces presidente de Petroperú, en la que indicaba que era echado injustificadamente y lo ponía al tanto de lo ocurrido con la licitación del transporte de gas, pero fue en vano.
No hay duda que estos trabajadores fueron alejados por las presiones ejercidas por el propio Rómulo León Alegría y el mencionado consorcio. El propio César Gutiérrez admitió en la Comisión de Fiscalización del Congreso, que el hoy encarcelado militante aprista era representante de Chartchil-Sease-Marking y que, por lo menos un trabajador de Petroperú (cuando en realidad parece que fueron tres), fueron despedidos por pedidos de esta compañía y del propio León Alegría. (Perú21 del 11 de noviembre).
Las continuas quejas de Transgas (a Contralorías, Ministerio de Energía y Minas y Fiscalía) obligaron a Petroperú a solicitar que una entidad independiente (Bureau Veritas) examinara a los buques del consorcio. El estudio demostró que Chartchil-Sease-Marking falseó la información presentada sobre la velocidad de sus buques. Ante este hecho la petrolera nacional debió denunciar ante Consucode a la mencionada naviera, pero prefirió, extrañamente, llevarla a un arbitraje. Solo después de un tiempo iniciaron el trámite sancionador respectivo.
Finalmente, luego de que se hicieran públicos los petroaudios, los funcionarios de Petroperú se apresuraron en desvincularse del consorcio. En el informe DIST-ABAS-049-2008, por fin se reveló la verdad: resulta que el costo fue mucho mayor que el calculado y que las naves se malograron en varios oportunidades. Es más, en una de ellas, los problemas mecánicos de los buques generaron el “desabastecimiento de GLP en Callao, debiendo Petroperú SA, efectuar una adquisición directa de GLP, para atender dicha urgencia. Encima, los favoritos de Rómulo le ocasionaron deudas a la petrolera nacional.
Los funcionarios de Petroperú no solo escogieron a los amigos de Rómulo, sino que encima de males, estos no cumplían los requisitos y le ocasionaron pérdidas e inconvenientes a la petrolera nacional.